Y donde también hubo espacio para el análisis crítico y la toma de posición sobre las políticas del Estado hacia la producción local. Cineclubes como Gente de Cine, Cine Club Núcleo o Sombras, entre muchos otros, fueron formaciones culturales en las que se pudo aunar la fruición del espectador de cine con la puntillosidad del coleccionista de datos, la pasión del debate cultural y la rigurosidad de un camino de aprendizaje trazado por vías no académicas. Los espacios de producción y circulación de los saberes vinculados al cine no estaban principalmente en el aula sino en las mismas salas donde tenían lugar las funciones de los cineclubes y en las publicaciones especializadas que éstos generaban, desde donde se dialogaba con otras latinoamericanas o europeas que se tomaban como modelo o como parámetro para la discusión. Analizaremos aquí algunas de esas experiencias que consideramos formativas, durante un período en el cual hablar de cine era también hablar de identidades nacionales, de las luchas por la descolonialización del Tercer Mundo, de cinematografías no tradicionales, de autores y políticas. Si bien desde mediados de los años 40 hubo experiencias pioneras en la enseñanza universitaria de cine, que se ampliaron y desarrollaron aún más en las décadas siguientes, las primeras aproximaciones al arte cinematográfico entendido como tal florecieron en las décadas del 50 y 60 por fuera de los claustros, en el terreno de la cinefilia que se desplegaba en los cineclubes.
0 Comments
Leave a Reply. |
AuthorWrite something about yourself. No need to be fancy, just an overview. ArchivesCategories |